¿Qué hago si mi hijo/a tienes rabietas? Pautas para su manejo

Nuestros hijos/as desde que son pequeños comienzan a experimentar emociones que deben aprender a gestionar. Para ello, utilizan diferentes estrategias como fijarse en otros (modelos) o, simplemente, experimentar (ensayo/error). Además, se guían por aquello que les gusta hacer (placer), por lo más fácil y rápido (económico), por lo que ya saben hacer y, por tanto, es familiar o por aquello que es novedoso.

Precisamente por esta razón, resulta muy eficaz y recomendable establecer normas de comportamiento y actitudes en las diferentes situaciones, para ayudarles a gestionar esas emociones de la forma correcta.

La rabieta suele ser una forma más de gestionar una emoción ya sea la ira, el miedo o la tristeza. Y, en ocasiones, también puede realizarse como medio para conseguir un fin, es decir, para conseguir algo que quieren. Por tanto, hay que estar atentos a que esa conducta no se convierta en la estrategia para conseguir aquello que anhelan. De una forma u de otra, es importante poner estrategias en marcha para reducir la aparición de las rabietas y que cada vez se desencadenen en menos situaciones. Enseñándoles que puede admitirse cualquier sentimiento, pero no cualquier comportamiento. Es decir, uno puede sentirse frustrado, pero no por ello puede golpear, patear o agarrar a otro para expresar lo que siente.

Algunas de las pautas que podemos poner en marcha son las siguientes:

  • Enséñale a reconocer las emociones y a expresarlas.
  • Adáptate a su estilo comunicativo en todo momento y asegúrate que entiende lo que sucede.
  • Resalta la norma. Es decir, indícale qué no puede hacer, el porqué no puede hacerlo, pero también, indícale lo que sí puede hacer.
  • Valida sus emociones. Muéstrale que comprendes su enfado, tristeza o rabia y acompáñalo poniéndole nombre a lo que está sintiendo.
  • Fomenta la conexión. Conecta con el/ella, poniéndote a su altura, tocándole antes de corregir el comportamiento.
  • Enfócate en soluciones antes que en los castigos. Incluye al niño/a en el proceso de búsqueda de soluciones. Podemos mostrarle dos opciones y dejar que elija una de ellas.
  • Ante un error es importante ayudarle a reconocerlo, a identificar cuánto de grave es y buscar juntos una solución.
  • Ayúdale a desarrollar hábitos de control efectivo del estrés para evitar exabruptos de ira. Fomenta las actividades positivas, como hacer ejercicio, leer, escuchar música, etc., que los mantengan alejados de aquello que los irrita.
  • Ante rabietas relacionadas con la búsqueda de atención, podemos usar la extinción. Es decir, no ceder ante la rabieta.
  • Favorece la realización de inspiraciones profundas antes de reaccionar agresivamente cuando están enfadados.
  • Tiempo Fuera. También puede ayudarnos, llevarle a algún lugar tranquilo de la casa para cambiar el estado emocional.
  • Una vez pasa la rabieta es importante hablar con él o ella y favorecer que pida perdón. Deben aprender que no pueden tener todo lo que quieren y a tolerar sus frustraciones.
  • Enseñar las normas a los hijos. Sería ideal decidirlas entre todos, pero la última palabra la tiene los padres.
  • Ensayar todo lo aprendido de manera imaginaria, en juegos de roles, dibujos animados, (muñecos), etc.

En definitiva, nuestra tarea como adultos y como madres/padres/cuidadores es ayudarles al buen desarrollo emocional, a que conozcan sus emociones y aprendan a reconocerlas, aceptarlas y resolverlas. Aunque no sólo sus propias emociones, sino las emociones de los demás, fomentando la empatía. Para ello, podemos utilizar preguntas tales como: ¿Cómo piensas que se puede sentir María cuando le gritas y le quitas su juguete? o ¿Cómo te sentirías tú si Pablo te hiciera lo mismo?

Recuerda que cada situación que lleva a tu hijo/a a afrontar sentimientos de enfado es una oportunidad de aprendizaje. Cuando notes que tu hijo mantiene la calma ante una situación irritante, remárcalo y felicítalo. En cambio, si notas que no controla bien el enfado, acércate para ayudarle a resolver el problema.

En troba’t Psicologia podemos ayudarte, además de darte pautas específicas para tu caso en particular

 

Alba López

Psicóloga General Sanitaria