Hoy queremos presentar la emoción de miedo, específicamente, cómo los niños/as viven esta emoción y qué elementos suelen despertarla a esa edad.
En los niños/as, el miedo constituye un sistema primitivo de alarma que les ayuda a evitar situaciones potencialmente peligrosas. Las situaciones temidas varían con la edad. El desarrollo biológico, psicológico y social, propio de las diferentes etapas evolutivas (infancia, adolescencia, etc.), explica la reducción de unos miedos y la aparición de otros nuevos para adaptarse a las cambiantes demandas del medio. (Mendez et al. 2005).
Entre los miedos más comunes que se observan a lo largo del desarrollo de los niños/as destacan:
A continuación, os presentamos algunas pautas que podemos realizar para acoger el miedo de nuestros hijos/as y ayudarles a generar estrategias de afrontamiento y gestión del miedo.
Los miedos infantiles son evolutivos y, por tanto, se pueden manejar adecuadamente gracias a las pautas descritas, y al propio desarrollo infantil. Sin embargo, si la experiencia de tu niño/a esta siendo de evitación y no se están poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento, este miedo puede evolucionar hasta convertirse en una fobia.
¿Cómo detectar una posible fobia y la necesidad de acudir a un profesional?
¿Cómo actuará el profesional ante una posible fobia específica?
En primer lugar, se realizará una evaluación exhaustiva con el objetivo de detectar pensamientos, sensaciones físicas y situaciones, que generan miedo y que están siendo evitadas (situaciones problema), así como síntomas relacionados con el estado de ánimo.
Una vez se ha confirmado la existencia de una fobia específica, el profesional establecerá un plan de tratamiento, para trabajar conjuntamente con los padres y el niño/a. La intervención irá dirigida principalmente a comprender y normalizar el papel de las emociones (en especial la emoción de miedo), proporcionar técnicas de relajación, trabajar con los pensamientos distorsionados que están activando ese miedo, y por último establecer un programa de exposición gradual al estímulo temido
Por supuesto, hay que tener en cuenta la existencia de diferencias individuales. Por ello, será el profesional quien tras la evaluación decida como adaptar e individualizar este tratamiento, es decir, qué elementos deben componerlo y de qué manera se va a poner en marcha.
Cualquier duda que te haya podido surgir tanto sobre el tratamiento como sobre las características de los miedos infantiles, no dudes en ponerte en contacto con nosotras a través de nuestro correo electrónico o número de teléfono, estaremos encantadas de asesorarte.
Alba López Montoyo
Psicóloga general sanitaria TROBA’T PSICOLOGIA