«Mi niño/a no es capaz de estarse quieto» o «mi hijo/a tarda mucho en hacer las tareas escolares» son afirmaciones que comúnmente realizan los padres, muy preocupados, en consulta y por lo cual buscan ayuda y orientación profesional
Es normal que muchos niños tengan altos niveles de actividad y les cueste prestar atención durante períodos prolongados (sobre todo cuanto más pequeños son), sin embargo existe un porcentaje de ellos que, tanto la hiperactividad como la falta de atención, resultan ser tan excesivas que llega a interferir en su vida diaria y la de su familia.
El TDAH (Trastorno por déficit de atención y hiperactividad) es un trastorno de origen neurobiológico y es de los problemas del comportamiento más frecuentes presentados en la infancia, existiendo una prevalencia de alrededor del 5%, aunque también afecta al 2,5% de adultos (APA, 2013)
Pero, una de las preguntas que más angustia a los padres es, ¿Cómo puedo saber si mi hijo presenta un TDAH?
Al respecto, es importante que un profesional especialista (como un psicólogo o neuropediatra) evalúe si el comportamiento de su hijo se aleja de la normalidad o simplemente estamos ante un niño especialmente inquieto y todavía inmaduro para su edad. Para ello existen determinadas pruebas neuropsicológicas estandarizadas que valoran síntomas característicos de este problema y que ayudan a alcanzar un buen diagnóstico. Por ello es importante que si los profesores o los padres detectan un niño con problemas, lo observen cuidadosamente, y se pongan en contacto con el psicólogo o psicopedagogo.
Los síntomas principales de este trastorno son:
La presentación de estos síntomas puede ser de forma combinada o con predominio de una u otra característica.
El tratamiento más indicado para este problema es aquel que abarca diferentes áreas del niño/a. Es un tratamiento multidisciplinar en el que es importante el trabajo con los padres, el niño y la escuela. También resulta relevante el entrenamiento psicopedagógico debido a la alta presentación asociada de dificultades de aprendizaje y bajo rendimiento escolar.
En general los padres tienen un papel importante en el tratamiento de sus hijos/as y por lo cual en su buen pronóstico. Una gran cuestión es, ¿Cómo puedo ser de ayuda para mi hijo/a?
– Entienda lo que le pasa: El niño/a TDAH no se comporta voluntariamente de forma inadaptada, pero en ocasiones podemos llegar a creer que sus comportamientos son «para fastidiar». En aquellos momentos más difíciles repítase que su hijo tiene unas condiciones particulares que le hacen especial y que no podemos hacer que el niño/a deje se der hiperactivo/a. Es mejor lograr que aprenda, madure y consiga ser un adulto competente y satisfecho
– Favorezca su desarrollo individual: Busque aquello en lo que su hijo/a puede aprovechar su nivel de actividad y características particulares que le hacen único. Permítele crecer por el camino que ellos quieran avanzar dejando a un lado las expectativas y deseos que como padres se tenían previamente. Puedan explotar otros rasgos con los que mostrarse mucho más adecuados (por ejemplo bondad, sensibilidad, pasión, creatividad…) y por los que pueden encontrar su sitio en la vida.
– Pida ayuda: Si se siente desbordado/a puede comentarlo con sus familiares, hablar con los profesores o tutores del colegio, visitar al pediatra para conocer su opinión o pedir una cita a un psicólogo que, por una parte, le ayude a sobrellevar la carga emocional que pueda sufrir, y por otra le aconseje para prestar el mayor apoyo que pueda a su hijo/a.
Mar Molés
Directora del centro Troba’t psicologia